Los actores principales llevan dieciocho años representando el mismo papel.
Dieciocho años lleva Castrillo de la Reina cosechando éxitos con la representación de la obra de Lope de Vega El bastardo Mudarra y los Siete Infantes de Lara. El atrio cerrado de la iglesia acogerá hoy, mañana y pasado, a partir de las diez de la noche, a los actores y a las 400 personas que podrán ocupar asiento cada día.
Con los años, Abilio Abad, director de la representación, ha adquirido más conocimientos teatrales y se los ha transmitido a los actores, técnicos y especialistas que forman parte de la obra, logrando una excelente puesta en escena. Un total de 100 personas, todas ellas de la localidad, forman un magnífico cuadro de actores, «y se siguen implicando como el primer día porque para ellos supone también un orgullo que venga mucha gente a ver esta representación», manifiesta Abad.
La duración de la obra es de unos noventa minutos, tiempo al que se han reducido las tres horas que duraría la función con el texto completo. Al ser una trama complicada y áspera, Abad decidió reducir el número de versos y preparó una introducción con romances clásicos para presentar a los personajes y situar a los espectadores en la época. De la obra inicial, también hizo una adecuación del texto centrándose más en la historia que en los líos amorosos que tenían las familias.
La historia que se narra sucedió en el siglo X en las tierras de la provincia burgalesa. La leyenda de los Siete Infantes tiene su origen en un antiguo cantar de gesta del siglo XI que relataba las disputas entre las familias de Ruiz Velázquez (señor de Vilviestre del Pinar) y Gonzalo Gustios (señor de Salas). La leyenda cuenta que Ruiz Velázquez prepara a Gustios, padre de los Siete Infantes, una traición con los árabes en la frontera, en la que mueren sus hijos y llevan sus cabezas a Córdoba. Allí, Gustios que estaba prisionero por Almanzor, conoce a una mora con la que tiene un hijo bastardo, Mudarra. Éste, al enterarse de su origen y la tragedia de sus hermanos decide vengarse y viaja junto a su padre a Castilla para dar muerte a Velázquez. Abad ha conseguido que algunos de los actores que debutaron en la primera representación continúen en la actualidad interpretando los mismos papeles. «La mayoría, como llevan muchos años actuando en esta obra, ya lo tienen interiorizado y da gusto ver cómo se desenvuelven en el escenario», comenta el director.
Es primordial la labor de los actores principales (entre siete y doce) que memorizan un texto más extenso, pero el director también destaca a más de treinta actores secundarios, algunos con más de un papel simultáneamente. El resto, forman parte del elenco de técnicos de sonido, luces, especialistas, montaje, modistas, etc…
Para el director, todos los actores aportan algo distinto a la función. Abad explica que al ser un pueblo pequeño, conoce «a casi todos desde que eran niños y ya se va sabiendo en qué papel puedes colocar a cada uno de ellos. ¡Otra cosa es que quieran!», exclama. Considera que el éxito de la obra radica en el intenso trabajo que hacen y en las buenas dotes que tiene la gente del pueblo. Sin embargo, reconoce que estos días han trabajado a contracorriente porque esta noche estrenan. Las expectativas son altas, ya que otros años el aforo ha estado completo los tres días e incluso «se quedó mucha gente con las ganas».
